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lunes, 23 de septiembre de 2013

Graña y Montero detalla su plan para crecer en Chile

 

  • El mayor holding constructor peruano acaba de comprar una tercera empresa en el país y su meta es transformarse en un actor relevante en obras mineras y eléctricas. Su hoja de ruta también incluye nuevas adquisiciones en el país.
Fuente: La Tercera
Mario Alvarado, gerente general corporativo de Graña y Montero.
Mario Alvarado, gerente general corporativo de Graña y Montero.
Santiago, Chile. 23 septiembre, 2013. Graña y Montero es el mayor grupo constructor peruano y uno de los 10 de América Latina en volumen de ventas, con 25 empresas de servicios de ingeniería e infraestructura y operaciones en Perú, Colombia, Brasil y Panamá, además de Chile, donde acaba de sellar su última adquisición en dos años. Con la compra de DSD Construcciones y Montajes, especializada en obras electromecánicas, sus apuestas en el mercado local ya suman US$ 120 millones, incluyendo la adquisición del 74% de Vial y Vives, y del 100% de la Compañía Americana de Multiservicios a Enersis.
Chile es un mercado relevante para la compañía, asegura desde Lima su gerente general corporativo, Mario Alvarado, quien sólo en el último año visitó el país, en promedio, dos veces por mes. “A las cosas nuevas hay que dedicarles mucho tiempo”, dice.
El interés es parte de una estrategia más amplia que apunta a los sectores minero y eléctrico. “Para ser una empresa potente regionalmente había que especializarse, y llegado un momento esa especialización se consigue a través de mercados más profundos. Y esos son, en minería, Chile y Perú. Ahí está el know how”, señala Alvarado.
De los US$ 4.000 millones que la firma pretende invertir en la región en los próximos cinco años, 80% se quedará en Perú y más de 10% se destinará a Chile. Colombia también tendrá un papel destacado en esa cartera. “Nuestro objetivo es seguir invirtiendo en cantidades importantes, especialmente en infraestructura”, afirma.
En los últimos 8 años, las ventas de la empresa en Perú han crecido 30% anual. Para este año, su meta es aumentar la facturación en cerca de US$ 300 millones, para llegar a US$ 2.300 millones a diciembre próximo. De ellos, 10% provendrá de Chile y otro 10% de Colombia, Panamá y Brasil. El grueso (80%) seguirá estando en su mercado de origen.
Proyectos en Chile
La firma, que desde 1997 transa en el mercado bursátil limeño, está en una buena posición para crecer, no sólo por el desarrollo logrado hasta ahora, sino, además, porque en julio pasado debutó en la Bolsa de Nueva York y recaudó US$ 430 millones para financiar su plan de expansión. De ellos, 60% irá a proyectos de infraestructura, 10% a compras de terrenos para su área inmobiliaria, y 20% para potenciales adquisiciones. “Somos una empresa muy líquida y nos hemos preparado para grandes inversiones”, anuncia el ejecutivo.
En Chile se proponen ser, en los siguientes cinco años, “importantes jugadores en el sector de servicios de ingeniería de construcción”. Puntualmente, quieren crecer en hidro y termoeléctricas, en líneas de transmisión, plantas industriales pesadas y, en general, en construcciones “de cierto nivel de sofisticación, no edificaciones ni cosas un poco más simples”, aclara Alvarado.
La detención de proyectos mineros y los problemas que enfrentan algunas iniciativas eléctricas no han logrado disminuir su interés. El ejecutivo, de hecho, le baja el perfil al tema. “En todos los mercados siempre el pasto del vecino es más verde que el propio. Los que estamos en Perú vemos a Chile como oportunidad. Los que están en Chile dicen ‘cómo quisiera estar en el Perú’. Uno encuentra muchas trabas y ve con dificultad su día a día”, afirma.
Crecer en el mercado chileno, donde la facturación llegó a US$ 220 millones en 2012, aporta al objetivo de conseguir un mayor grado de especialización: “Tener más proyectos en los dos países en los que se está invirtiendo, Chile y Perú, nos da el currículum y la experiencia para ir a otros lugares, a proyectos más complejos en Latinoamérica”, sostiene.
A nivel local, Graña y Montero trabaja con cuatro minas de cobre (Escondida, Antucoya, Caserones y Ministro Hales, de Codelco), y con CAP, en uno de sus yacimientos de hierro.
Conocimiento del mercado local, en todo caso, tienen suficiente. En los últimos 15 años han estado presentes aquí en la construcción y operación de proyectos como la central hidroeléctrica de Ralco, de la generadora Endesa, algunos tramos del tendido de transmisión en el Sistema Interconectado Central (SIC) y la ampliación del hotel Sheraton San Cristóbal, en Santiago.
El grupo ve, asimismo, oportunidades para seguir adquiriendo empresas en otros sectores, aunque hoy no buscan algo muy activamente. “Estamos recibiendo información en las áreas de negocios que manejamos. Queremos ser selectivos”, aclara el ejecutivo.
En cuanto a proyectos, sus ojos están puestos, en particular, en el área de infraestructura. “Alguna carretera o alguno de esos proyectos que sea de concesión, pero que implique trabajo y diseño. Podrían ser Vespucio Oriente, los hospitales o cualquiera de este tipo que implique trabajo y aporte de valor nuestro”, explica.
Alvarado subraya que Graña y Montero es la empresa con más experiencia en construcción de obras mineras en América Latina. También es el grupo de ingeniería y construcción de mayor capitalización bursátil en Latinoamérica, con un market cap de US$ 2.700 millones. Hoy están involucrados en 20 proyectos que se están ejecutando en la región, sin contar trabajos en República Dominicana e incluyendo la construcción de una mina en Panamá.
En su hoja de ruta reciente destaca también el montaje de “los dos molinos de bolas más grandes del mundo para la mina Toromocho, en Perú”, apunta. Además, están trabajando en la construcción de cuatro hidroeléctricas en simultáneo en Perú: Machu Picchu (98 MW), Cerro del Aguila (512 MW), Santa Teresa (90 MW) y Huanza (90 MW ).
Con un portafolio de negocios diversificado, sus contratos firmados por ejecutar en la región para los próximos tres años ascienden a US$ 4.100 millones. De ese monto, 34% corresponde a operaciones mineras (transporte de minerales dentro de la mina con grandes camiones) y 20% a proyectos. Le siguen electricidad (construcción de hidroeléctricas y líneas de transmisión), con 18%, y transporte (contratos de concesiones de autopistas y la operación del Metro de Lima por 30 años), con 16%. Más atrás aparecen otras categorías como agua y desagüe, donde operan plantas de tratamiento de aguas residuales, con 3%.
A largo plazo, su meta es ser el holding de servicios de ingeniería más confiable de la región. “No el más grande, aunque para ser el más confiable igual debes tener un tamaño importante”, considera el ejecutivo.
Detención de proyectos eléctricos y mineros: “La situación será pasajera”
Mario Alvarado, gerente general corporativo de Graña y Montero, ve oportunidades de crecer en minería y energía, pese a la detención de proyectos.
“Nunca, en general, pensamos a corto plazo. Un ejemplo es Vial y Vives, que demoramos casi cuatro años en adquirirla. Nuestra visión es desarrollar capacidad y ser jugadores de largo plazo. La situación que está viviendo Chile será pasajera. La pregunta que podemos discutir es si eso va a pasar en uno, en dos o en tres años. O en unos meses. Pienso que hay más desánimo que otra cosa: los precios han bajado, los costos en Chile han subido, vienen las elecciones. Hay varias cosas, pero todo eso pasa.
¿No les preocupa?
No es que no nos preocupe, pero la decisión de inversión no es para unos meses, sino para toda la vida. Cuando venga el gran crecimiento tenemos que estar muy preparados. Desarrollar capacidades toma tiempo. El crecimiento se va a dar; la pregunta es cuándo. Y eso es difícil de responder.
El grupo quiere crecer en hidroeléctricas y termoeléctricas, por ejemplo, que son áreas donde ve oportunidades, pero con dificultades, dado los problemas de aprobaciones que presentan esos proyectos.
En Chile esos proyectos enfrentan también oposición ciudadana.
Acá (en Perú) y en casi todo el mundo es igualito. Siempre va a haber muchas trabas, lo que cambia es el matiz. En Chile se llaman ambientales; en Perú, hoy se llaman sociales, y en Estados Unidos, vecinales. Igual pasa en Brasil. En todos los lugares los proyectos son cada día más complejos. Si uno está en Chile, y con razón, se frustra con las trabas y asume que en Perú no las hay. No es que sea fácil, pero es difícil en todos lados.
¿Por qué el interés de estar acá entonces?
Por la potencia minera del país. Ya tiene una capacidad instalada muy grande y sólo eso implica mucho trabajo. Las minas y la capacidad de producción del país requieren, todo el tiempo, mejoras en las minas, aun cuando no haya nuevos proyectos. Perú tiene la ventaja de que sus costos de producción son más bajos y eso le está dando una ventaja.
¿En Chile les interesa más la minería que el sector eléctrico?
Los dos. Hoy en el Perú estamos construyendo cuatro hidroeléctricas. Es un sector que nos interesa mucho y que se va a destrabar, porque Chile va a tener que producir, no puede seguir con esos costos de electricidad, que son más del doble del costo de la energía en Perú. No tiene sentido. Si no, las inversiones van a parar. Eso se tiene que destrabar, algún día. Ojalá que sea más rápido.