La empresa Inciti hizo un catastro de los pocos sectores residenciales tradicionales que quedan en esta zona de la ciudad.
Fuente: La Tercera
Santiago, Chile. 3 agosto, 2012. Fue en 1973 cuando Guillermo Toledo y su familia llegaron a vivir al sector de Los Dominicos, en Las Condes. En esos años, el barrio era totalmente residencial y no había edificios en altura. “Sólo existían las Torres de Apoquindo, que están en la intersección de esa avenida con Zanzíbar Poniente”, recuerda Toledo. Desde entonces, han pasado casi cuatro décadas y este vecino aún vive en la misma casa de la calle Augusta.
En ese intertanto, asegura, el barrio casi no ha cambiado y se mantiene como tal. “Hay algunos edificios en Camino del Alba, pero son pocos y pequeños. Eso ha permitido que tengamos una convivencia tranquila. Yo paseo a mi perro todos los días en el parque Los Dominicos”, cuenta.
Son escasos los sectores de la zona oriente de Santiago que se pueden jactar de conservar un estilo de vida de barrio. Esos pocos lugares, pese a tener una ubicación privilegiada y a ser apetecidos por las inmobiliarias, se han resistido a las construcciones en altura. Ahí, buena parte de la convivencia de los vecinos todavía se realiza en torno al parque, la plaza o la iglesia.
Cinco comunas
La empresa Inciti.com, que entrega información inmobiliaria en línea, realizó un catastro de los barrios del sector oriente de Santiago, que se mantienen como residenciales y cuyas construcciones no superan los cuatro pisos. Son 16 sectores, repartidos en cinco comunas: Providencia, Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea y La Reina.
Algunos son barrios tradicionales, con una historia de décadas, como la Villa El Dorado, de Vitacura, que se creó en 1962, cuando ese lugar aún era parte de Las Condes. Otros son más recientes. Es el caso de las zonas residenciales de Lo Barnechea, como El Rodeo y el Golf de Manquehue, cuyo desarrollo partió en los 90.
“Son una especie de islas urbanas, porque quedaron rodeadas de zonas con grandes edificios. Da la impresión de que estuvieran aisladas del ajetreo de la ciudad, son tranquilas, con poco ruido y muchas áreas verdes. Pero, al mismo tiempo, tienen muy buena conectividad”, explica Diego Sottolichio, encargado del área de Catastro Municipal de Inciti.
El experto agrega que también se caracterizan por tener un espacio de encuentro determinado. “En muchos casos es un área verde, como la plaza Padre Letelier, en Pedro de Valdivia Norte. En otros puede ser un lugar comercial, como sucede con el shopping center de El Rodeo. De todos modos, el uso del espacio es el mismo”, precisa Sottolichio.
Barrios de moda
Claudia Porcile vive en El Golf de Manquehue, en La Dehesa. Ahí predominan las construcciones de baja altura, y los edificios de departamentos se construyen sólo en los faldeos del cerro y en forma escalonada. “Eso ha permitido que sea un lugar tranquilo para vivir. De hecho, los fines de semana los vecinos pasean con sus familias en las áreas verdes”, cuenta.
Luis Eduardo Bresciani, urbanista de la Universidad Católica, asegura que estos atributos y su buena conectividad han aumentado el interés por vivir en estos barrios y, por ende, también la plusvalía de sus casas.
En Pedro de Valdivia Norte, por ejemplo, los precios se duplicaron en los últimos cinco años. Patricio Kurte cuenta que, la semana pasada, le ofrecieron comprar su vivienda de Av. El Cerro por un valor 130% más caro que lo que él pagó hace 10 años.
“Eso ha permitido que estos sectores se renueven con la llegada de otros vecinos”, explica el urbanista.
No a las torres
¿Cómo se ha frenado el crecimiento en altura de estos sectores? Restringiendo la construcción de torres, a través de sus respectivos planos reguladores. Estas cinco comunas, en diferentes momentos, limitaron la altura a cuatro pisos promedio en estos lugares, aunque en las avenidas principales se permite más.
Las Condes lo hizo en su plan regulador de 1995. Ahí se decidió que en el 70% de la comuna se mantuvieran las bajas alturas y que en el 30% restante las torres pudieran alcanzar hasta 17 pisos. “Eso se hizo para conservar los barrios tradicionales y que se mantuviera el concepto de ciudad jardín”, explica Pablo de la Llera, asesor urbanista de la Municipalidad de Las Condes.
En Lo Barnechea fueron los vecinos quienes solicitaron al municipio restringir la altura en El Golf de Manquehue y destinar un espacio que concentrara en un solo lugar el equipamiento comercial y de servicios. “No queríamos que algún residente tuviera una automotora o una fábrica de empanadas al lado”, explica Claudia Porcile, quien, además, es presidenta de la Junta de Vecinos Los Trapenses.
En algunos casos no ha sido sencillo mantener la escala de barrio. En 2005, los vecinos de Pedro de Valdivia Norte se enfrentaron con el municipio de Providencia, luego de que este propusiera densificar el sector con edificios de hasta 12 pisos. En una encuesta, el 90% de los residentes rechazó esa idea y la modificación no se hizo. “Queremos mantener el barrio tal cual, con construcciones bajas y con los niños pedaleando en bicicleta por la plaza”, remata Patricio Kurte, vecino de Avenida El Cerro.